Con la inversión extranjera de la empresa australiana Fortescue Future Industries, el país aspira a producir 2,2 millones de toneladas en 2030
Argentina intenta no quedarse atrás ante los retos que plantea el cambio climático. En el marco de la Cumbre Mundial del Clima COP26 de Glasgow, el gobierno de Alberto Fernández anunció el lunes que la empresa australiana Fortescue Future Industries invertirá 8.400 millones de dólares en la Patagonia argentina, la “mayor inversión en energía limpia” de la historia del país sudamericano. El proyecto prevé convertir a la sureña provincia de Río Negro en un centro mundial de exportación del combustible, con una producción de 2,2 millones de toneladas anuales para 2030.
«El hidrógeno verde es uno de los combustibles del futuro y estamos orgullosos de que Argentina sea uno de los países a la vanguardia de la transformación ecológica», dijo Fernández sobre el anuncio. Se espera que el proyecto cree 15.000 empleos directos y 40.000 indirectos.
El hidrógeno es el elemento químico más abundante en el universo, siendo el material principal de las estrellas, por ejemplo, y tiene la ventaja de que sólo libera agua cuando se utiliza como combustible y no dióxido de carbono como la gasolina. En la Tierra, sin embargo, no se encuentra por sí solo, sino sólo en elementos que lo contienen, como el agua, el carbón y el gas natural, que requieren grandes cantidades de energía para separar las moléculas de hidrógeno entre sí para poder ser utilizadas.
El hidrógeno verde se produce utilizando electricidad procedente de fuentes de energía renovables para separar el agua en hidrógeno y oxígeno. Por ello, el proyecto Fortescue Future Industries prevé la construcción de un parque eólico que alimentará una planta de producción de hidrógeno a partir de agua de mar desalada y un puerto de exportación cerca de Punta Colorada, en Río Negro.
La gobernadora de Río Negro, Arabela Carreras, destacó el martes que Fortescue eligió la zona por sus condiciones climáticas, su ubicación estratégica -con fuertes vientos y acceso al océano Atlántico- y sus recursos humanos.
Con este anuncio, realizado a dos semanas de las elecciones parlamentarias, Argentina se suma a los países que apuestan por este combustible, pero está lejos de Chile, que lidera la región y ya está ejecutando dos proyectos en el marco de la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde presentada en 2020. En Argentina, la empresa australiana iniciará la próxima semana los estudios técnicos de prefactibilidad, a los que seguirán consultas públicas. Si se cumple el calendario, la fase piloto comenzará el año que viene y la inversión para producir 35.000 toneladas de hidrógeno verde se estima en 1.200 millones de dólares.
Deuda para la acción climática
En la cumbre de Glasgow, varios países latinoamericanos, entre ellos Argentina, pidieron financiación internacional y canjes de deuda por medio ambiente. Ningún país de América Latina se encuentra entre los diez más contaminantes del mundo, pero esta región, la más diversa biológicamente, está sufriendo las consecuencias del cambio climático como pocas. “Tenemos que diseñar mecanismos de pago por los servicios de los ecosistemas e introducir el concepto de deuda ambiental”, dijo Fernández en la COP26.
Esta semana, el gobierno argentino también ha publicado las bases para una transición energética hasta 2030. Según la resolución oficial, el 90% del aumento de la capacidad instalada entre 2020 y 2030 debe proceder de fuentes de energía bajas en carbono. «Esta vía de descarbonización se traduciría en una reducción de la intensidad de carbono de la electricidad en casi un 50% respecto al statu quo actual, lo que reduciría las emisiones de este subsector a casi la mitad», señala el documento.
«El mundo se está moviendo en esta dirección y las barreras empresariales a la inacción medioambiental empezarán a ser cada vez más frecuentes. Lo hacemos por convicción y por conveniencia», admitió el ministro de Producción, Matías Kulfas, el pasado mes de julio cuando presentó el plan de producción verde a los corresponsales. Hace casi una década, Argentina estaba convencida de que la gigantesca formación de hidrocarburos no convencionales Vaca Muerta se convertiría en uno de los motores económicos del país. La industria de los hidrocarburos recibe ahora millones de dólares en subvenciones, pero el gobierno ya no la considera un salvavidas.
Además de la presión mundial, existe una creciente movilización ciudadana en Argentina. “Si crecemos económicamente, pero destruimos los bosques y los humedales, tendrá graves consecuencias, y somos la primera generación que tendrá que afrontar con fuerza las consecuencias del cambio climático”, afirma Gastón Tenembaum, uno de los fundadores de Jóvenes por el Clima. “Tenemos que entender el medio ambiente como parte del todo”, señala.
La mayor inversión extranjera del siglo, el Gobierno la anuncia pero no la disfruta
El anuncio de la inversión durante la cumbre sobre el cambio climático en Escocia es, sin duda, la noticia positiva más importante de los últimos años para Argentina, que se ha visto afectada por una pandemia -la misma que puso las finanzas del Estado en un estado crítico- agravada por diversos errores del propio Gobierno. La llegada de una inversión millonaria, impensable en este contexto, da al gobierno la cierta tranquilidad que necesita, al menos desde el punto de vista político.
En concreto, la empresa australiana Fortescue ha anunciado que va a invertir 8.400 millones de dólares en la producción de hidrógeno verde en la provincia de Río Negro, que creará más de 50.000 puestos de trabajo directos e indirectos y cuya producción se destinará, en una primera fase, exclusivamente a la exportación.
El anuncio fue hecho en Glasgow, Escocia, donde se celebraba la cumbre del cambio climático COP26, por el presidente Alberto Fernández, el jefe de Fortescue, Andrew Forrest, la directora general de la empresa, Julie Shuttleworth, y el responsable de la compañía para la región latinoamericana, el ex jugador de rugby Agustín Pichot, según resumió el enviado especial de El Cronista y las agencias de noticias presentes en Escocia.
La envergadura del proyecto permitirá que Río Negro se convierta en 2030 en un centro mundial de exportación de hidrógeno verde, con una capacidad de producción de 2,2 millones de toneladas al año, que cubriría la producción de energía equivalente al 10% del consumo anual de electricidad de Alemania.
Tras la reunión, la Presidenta afirmó que «el hidrógeno verde es uno de los combustibles del futuro y que Argentina está orgullosa de ser uno de los países a la vanguardia de la transición energética».
La euforia continuó. «Este es el anuncio de inversión más importante del siglo XXI en Argentina, que aceptamos con gran responsabilidad y orgullo», dijo Matías Kulfas, Ministro de Desarrollo Productivo. «Se trata de una inversión que establece un nuevo sector, la industria del hidrógeno verde, que está creciendo a nivel internacional», dijo.
Evidentemente, se trata de un anuncio brillante. Que se hable de una inversión multimillonaria en medio de la escasez de dólares es una noticia que suena esperanzadora. Pero también existe la realidad. En este país necesitado de «cariño», toda caricia es buena. La inversión anunciada no es para mañana. Como todo gran gasto, tiene un plazo de tiempo, que este gobierno seguramente no disfrutará.
Los funcionarios tendrán que seguir de cerca este anuncio para que no se convierta en otra propuesta millonaria que se quede en nada.
Agustín Pichot: “Queremos empezar lo antes posible con una inversión de u$s2.500 millones”
Agustín Pichot, Presidente de Fortescue Latinoamérica, ha anunciado una inversión de casi 8.400 millones de dólares en la producción de hidrógeno verde en Argentina. La noticia se dio a conocer al margen de la cumbre sobre el cambio climático COP26, celebrada en Glasgow (Escocia).
En una entrevista con Julián Guarino, de C5N, el ex jugador de Los Pumas explicó que «esta es una industria muy nueva y sabemos que tenemos que reducir el costo de producción, pero por eso queremos empezar cuanto antes con una inversión de 2.500 millones de dólares». También añadió que el reto no es sólo la magnitud de la inversión, sino «gestionarla en los próximos 10 años».
En el contexto de nuestro país, Pichot analizó que hay «condiciones que te impone el mercado de divisas, no para pagar dividendos, sino para hacer sostenible el pago de la deuda de esa inversión, lo cual es lógico para cualquier negocio», pero también que cree que «es bueno invertir en el país y ojalá se puedan crear los empleos necesarios». Según la rueda de prensa en la que se hizo el anuncio, la empresa tiene previsto crear más de 4.000 puestos de trabajo en la región en la primera fase.
Fortescue ya ha iniciado los trabajos de exploración en torno a la localidad de Sierra Grande, en Río Negro, que prevé convertir en un centro mundial de exportación de hidrógeno verde con una capacidad de producción de 2,2 millones de toneladas anuales para 2030. Sobre la importancia de la descarbonización, Pichot dijo que “es un reto que tenemos que asumir todos. Todo el mundo puede dar pasos individuales, pero es la industria la que tiene que cambiar, y ahí es donde grandes proyectos como este pueden ayudar a nivel global y conseguir que la gente y los gobiernos exijan un cambio.