Amigo, si aún no has oído hablar de la «creativación», prepárate porque te va a volar la cabeza. En la industria cárnica -sí, el mundo de las chuletas y los bistecs-, esta palabra está haciendo un ruido impresionante. ¿Y qué narices es? Pues es esa mezcla loca y genial de creatividad y acción. Josep Lagares, el pez gordo de Metalquimia, se puso las pilas y dijo: «Vamos a hacer esto mejor, y encima más barato».

Esto no es ciencia de cohetes -o quizás un poco sí, pero no de los que van a Marte-. La idea va de hacer el proceso de producción de carne como una máquina bien aceitada, pero sin perder ese toque artesanal que nos hace salivar cuando vemos una barbacoa.

Y aquí viene la parte guay: menos costes. Esto significa que tus filetes pueden costar menos. ¡Por fin se acabaron esos domingos de faquir mirando el precio de la carne!

Lo que mola de verdad es que, con todas estas innovaciones, hay más trabajo para todos. Necesitamos gente que sepa manejar estas nuevas herramientas, que investigue y que desarrolle más ideas locas que funcionen. Así que, sí, la creativación es un «win-win»… más baratos nuestros asados y más manos a la obra.

Pero, ¡ojo! Esto también tiene su lado tempestuoso. Si eres de los que se preocupan por de dónde viene tu comida, esto va a ponerte a pensar. Porque una cosa es hacerlo más eficiente, y otra distinta es meterle tanto «revolú» que te preguntes si sigues comiéndote un buen trozo de carne.

Por eso, no te extrañes si hay gente que empieza a buscar en otra parte, como en esos mercadillos llenos de productos «eco-hiper-mega naturales». Es una locura… pero así es el mundo en el que vivimos.

Ahora, si tienes un pequeño negocio y estás mirando esto desde lejos, podría asustarte un poco. ¿Cómo demonios haces para competir con titanes que tienen toda esta tecnología loca? Pues toca agudizar el ingenio: busca colaboración, especialízate, y ten un as bajo la manga que te ayude a mantenerte en pie. Aquí no hay caminos fáciles, pero tampoco es imposible.

En resumen: la creativación está transformando la forma en que nos llevamos la carne a la boca. Nos está haciendo preguntarnos si hay formas mejores de hacer las cosas… y sí, aunque al principio puede sonar a chaladura, lo cierto es que tiene sentido (y beneficios). Así que la próxima vez que te comas una hamburguesa, piensa en todo esto… Quién sabe, quizás estás mordiendo un pedazo de futuro.

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