¡Mira! Aquí tienes una buena. Resulta que la industria del mejillón, nuestra querida joya gallega, está viviendo una revolución que ni la abuela de Camariñas podría haber imaginado. Aunque no seas un fanático de los mariscos, escúchame un momento porque esto no tiene desperdicio.

Te cuento: las bateas -sí, esas plataformas de madera en medio del mar que siempre ves en las postales- ahora están llenas de tecnología de la buena. No me refiero a que tengan WiFi, ¡que eso ya sería el colmo! Sino que han instalado unos sistemas de monitorización que parecen de ciencia ficción. ¡Los mejillones tienen más vigilancia que un banco!

El resultado es claro… Mejillones de primera, mientras nuestras queridas rías gallegas mantienen su fama y, de paso, la economía se enriquece. Por supuesto esto beneficia a los productores, que con más calidad mejoran exportaciones y la economía local de Galicia florece como un campo de margaritas.

Pero -y aquí viene el «pero»- no podemos olvidar que los trabajadores también tienen que ponerse al día. Sin las habilidades tecnológicas que pide este nuevo panorama, más de uno va a tener que pelear con las máquinas. La clave está en la formación (¡y no hablo de aprender a usar Instagram!). Los que consigan actualizarse van a tener más puertas abiertas que ningún otro… créeme.

Para nosotros, los que comemos mejillones como pipas, esto significa que pronto podríamos estar disfrutando de estas delicias a precios todavía más asequibles y con la calidad por la que nos damos golpes en el pecho.

Así que ya sabes, si seguías pensando que esto del avance tecnológico solo iba de drones y coches que se conducen solos, piénsatelo dos veces. Porque el cambio está llegando hasta donde menos te lo esperas… incluso a tu plato de mejillones en salsa verde.

Ahora, si quieres ser parte de este cuento, empieza por prepararte para un mercado que exige hombres y mujeres listos para enfrentarse a robots y algoritmos. Y si no, al menos, asegúrate de saber apreciar la calidad del próximo mejillón que te lleves a la boca. ¡Salud!

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